El subcomité de La Unión Cívica Radical, en representación de sus afiliados y simpatizantes y asumiendo la de la comunidad toda, porque hay cuestiones que exceden cualquier partidismo, desea expresar su más enérgico repudio e indignación por el desplazamiento del Profesor Humberto Jacob de su puesto de Director (ad honores) del Museo Histórico Regional de Gdor. Mansilla, que funcionaba en el edificio de la vieja estación del ferrocarril.
Hechos de esta naturaleza no nos sorprenden viniendo del gobierno local, porque es una verdad a gritos el poco compromiso que éste ha tomado para con todo lo que tenga que ver con nuestra gente, nuestra identidad e idiosincrasia. Desconocer y avasallar la persona de Humberto Jacob, quien fuera durante décadas profesor del Instituto Parroquial y a quien nuestra comunidad le debe, ni más ni menos, que la historia documentada de nuestros orígenes, es repugnante. Los mansillenses disfrutamos con legítimo orgullo la publicación de los Tratados Históricos de Jacob; con meticulosidad espartana y probada eficiencia recompuso nuestra historia. Gracias a él se instituyó el 21 de enero de 1890 como fecha oficial fundacional de nuestro pueblo y ha sido un celoso guardián de elementos, muebles, fotos, documentos, restos arqueológicos, etc., que forman el acervo cultural de nuestra identidad. La creación del Museo lo tuvo como principal promotor y desempeñó el cargo de director sin cobrar un solo sueldo, muy por el contrario, dispuso siempre de su propio magro salario para incorporar o mejorar recursos. Se suma a esto, que el Sr. Jacob no dispone, no es dueño de vivienda alguna, habitando dependencias traseras de la estación, donde funcionaba el museo, por lo que se queda sin lugar para vivir, más el precario estado de salud.
Como habitantes de Mansilla primero y como miembros de un partido que siempre se caracterizó por el respeto a sus ciudadanos después, no podemos menos que solidarizarnos con el Profesor Jacob, instando a nuestros vocales de Junta a que soliciten todas las explicaciones necesarias que avalan tamaña decisión, contra un hombre que sólo ha servido tan desinteresada y generosamente a un pueblo que no es el suyo, por lo que lo hace doblemente meritorio; y a expresarse fuertemente en contra de esta medida.
No podemos permitir dejar pasar por alto un acto tan detestable, requiriendo de la sociedad mansillense que no olvide ni se desinterese de hechos esta naturaleza.
Todos seremos responsables, de una forma u otra, si miramos hacia otro lado, cuando las prácticas del gobierno son prepotentes y mezquinas.
