UNA LECCIÓN DE EDUCACIÓN CÍVICA

La decisión de la sala de feria de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal según la cual el Poder Ejecutivo no podrá disponer de las reservas del Banco Central para pagar la deuda pública sin el aval del Congreso no sólo le fijó un claro límite a la decretocracia. También puso al desnudo la improvisación de un gobierno que exhibe una creciente falta de reflejos políticos y al que todos los cálculos le salieron mal.

Si los Kirchner planeaban valerse de decretos y de vetos para burlar la falta de mayoría parlamentaria, las juezas Clara do Pico y Marta Herrera les propinaron una lección de educación cívica que los obligará a replantear su estrategia.

... Con la nueva composición del Congreso y la pérdida de la mayoría parlamentaria del kirchnerismo, queda claro que, para el matrimonio presidencial, el Poder Legislativo se ha transformado en un aposento natural de la oposición al cual se debe eludir. Pero la irrupción del Poder Judicial marcando límites ha puesto al Poder Ejecutivo entre la espada y la pared. La disyuntiva parece ser el diálogo, que es una mala palabra para el oficialismo, o la continuidad de un proceso de tensión política, que podría terminar en anomia y que difícilmente pueda ser resuelto por la Justicia.

Entretanto, desde el oficialismo se seguirá recurriendo a los exabruptos y cultivando la desmesura. Como cuando se postergó el viaje presidencial a China con el pretexto de que el vicepresidente Cobos no puede quedarse 10 días solo al frente del país. Como cuando se ataca a la jueza Sarmiento por ser hija de un militar, empleando un argumento que tanto se les criticó a quienes justificaron la represión ilegal en los años 70 y que se sintetiza en la frase Algo habrán hecho. O como cuando la Presidente cuestiona la acción de los llamados fondos buitre de adquirir bonos a precio vil para después buscar negociarlos con ganancias espectaculares, olvidando que la propia familia Kirchner compró terrenos fiscales en El Calafate por 132.000 pesos que vendió, apenas dos años más tarde, por 6.300.000. Un negocio que hasta los más hábiles operadores de los fondos buitre envidiarían.

Fernando Laborda para lanacion.com